lunes, 8 de octubre de 2012

Dia 16: Levantamos el campamento

 "Se despidieron, y en el adiós ya estaba la bienvenida"

 Hola a todos ya acomodado en Kampala. Mañana triste y deprimente antes de nuestro regreso a a la capital.

 Recuerdo que el desayuno fue frio y silencioso, después vaciamos las maletas dejando la ropa y utensilios justos para los cuatro días de viaje que nos quedan. Ropa, zapatos y hasta maletas enteras con medicamentos que se quedaron en Lugazy, como último regalo, insuficiente para devolver todo el cariño que sus habitantes nos han entregado.


  Antes de subirme al coche baje al colegio, cerrado por vacaciones, en parte para una última ayuda en la obra pero sobre todo para decir adiós a quien parte de mi aún se negaba a abandonar. Así fueron desfilando frente a la cámara gente de lo más variopinta.

  Alex, uno de los seis obreros que dirigen la obra y que volvía como cada día el primero de todos. Lleva más campos de trabajo entre pecho y espalda de los que acierta a recordar y para mi ha sido un ejemplo de profesionalidad intachable.



 


  Una de las profesoras del colegio, siempre alegre y educada nos despidió deseando un viaje de vuelta a España sin sobresaltos.




  El cocinero, Lorence, principal motor de nuestra buena salud y estado de ánimo. Un hombre mayor y carismático con más de 40 años en la profesión, que ha cocinado para los paladares más exquisitos de Uganda. Durante estas tres semanas se ha desvivido por hacer que nos sintamos como en casa.
Sin electricidad, en un patio ruinoso ha cocinado desde paella a la española hasta la tarde de cumple  del cumpleaños de Dani junto a sus dos inseparables ayudantes.







  El guardia de nuestro campamento, un somalí terco en palabras que siempre velo por nuestra seguridad con rigor y honestidad.




  Mi última despedida fue el momento más difícil de este viaje. Mi mejor amigo "ugandés", Isaac, me esperaba con su hermanita para pedirme llorando que por favor no me fuera y para regalarme, dándome las gracias por ser su amigo, una foto suya y un dibujo que hicimos juntos. Yo les regalé la última camiseta nueva que tenía, mi bufanda del depor y una gorra de los Pistons.





  Quizás por miedo a que algún abusón le robaste se marcho corriendo a dejarlo en su casa, una de las chabolas cercanas.

  Volvía sobre mis pasos de camino al coche pero Isaac me siguió, como hacía a menudo lo lleve a hombros hasta la puerta, le dije que cuidase de su hermana de 3 años y esta vez si, me despedí con un abrazo del niño que me ha enseñado más que ningún maestro y me ha transformado, como su inocencia, en alguien más adulto.



Es el único detalles post África que he añadido a mi diario, desde mi mesa de estudio y casi dos meses después de volver...  hasta que algún día nos rencotremos

Como último homenaje, los voluntarios recibimos la visita del obispo de Lugazy. Hombre mayor, de casi 80 años, recién operado y que ni corto ni perezoso hizo un largo viaje desde el hospital para darnos expresamente las gracias.



  El coche arrancó a mediodía y dejé cal campamento atrás con la cabeza agachada, aislado en mi música y con maleta tan vacío como mis ánimos.

 Una vez de vuelta a nuestra base de operaciones en Kampala, tocó reagruparnos y coger aire para la madre de todas las excursiones, el viaje sorpresa de dos días al Parque Nacional de Murchison.


 Mañana contaré más detalles de este lugar único, del tamaño de Navarra donde dormiré junto a mi inseparable saco a escasos metros de hipopótamos y demás bestias salvajes.


Un abrazo: Carlos




                                          "Sognamo un mondo senza piu violenzaun 
mondo di giustizia e di speranza
Ognuno dia la mano al suo vicino
Simbolo di pace, di fraternita"

Nunca juzgues a un libro por su portada

1 comentario:

  1. http://blogbuenasnoticiasfad.es/index.php?option=com_content&view=article&id=831:iibiza-o-uganda&catid=1:jovenes-cat

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